Cómo se come un mango
Abuelita le enseña a Carmencita que comer un mango no puede precipitarse: se necesitan cinco pasos para apreciar el regalo y sentir el amor.
Carmencita no quiere ayudar a Abuelita a recoger mangos. ¡Ni siquiera le gustan! Ensucian, se atoran entre sus dientes y es una lata limpiar los podridos.
Pero Abuelita adora los mangos y, con paciencia, le enseña a Carmencita la forma correcta de comerlos. Juntas, escuchan susurrar a las hojas del árbol, sienten sus ramas y raíces arriba y abajo, y huelen y sienten los dulces y suaves frutos. Cada paso es una meditación sobre todo lo que Mamá Tierra ha dado, y en el amor de la Tierra, Carmencita siente el amor de su Mami, su Papi, su hermanito Carlitos y por supuesto, Abuelita.
Cuando al fin prueban una mordida, los jugos escurriendo por sus brazos, Carmencita lo comprende. Los mango son más que una fruta... ¡y ya está lista para otro!
Inspirado en la infancia de la autora Paola Santos en Venezuela, esta historia, tan dulce como un mango, fomenta la gratitud por los regalos de la naturaleza y la conexión con la familia y la cultura. Las alegres ilustraciones de Juliana Perdomo dan vida a Carmencita, Abuelita y su árbol de mango con toda la calidez de los frutos dorados bajo el sol.